
Maroma
Leyendas de Belmond
El corazón de la Riviera Maya
Ubicado entre la exuberancia de la selva y las olas azules de la Riviera Maya, Maroma es un refugio que palpita al son de la cultura local. La propiedad, reabierta recientemente tras una reforma completa, combina la tradición mítica y el lujo contemporáneo.

El lugar en el que la jungla y el mar se dan la mano
Al principio, solo había quietud y silencio; agua bajo un cielo infinito. Según la leyenda maya, los emplumados creadores del mar y los cielos crearon el mundo por categorías: primero, aparecieron las montañas, las plantas y los árboles; luego llegaron los animales y, dentro de estos, también las aves. Por último, buscaron la creación del ser humano, seres con capacidad de adoración.
Intentaron crear criaturas a partir de barro y madera, pero fallaron en el intento, para luego lograrlo a partir del maíz: seres que eran exploradores curiosos, que podían amar la tierra y al resto de seres vivos que la compartían con ellos, y dar las gracias. Desde aquel momento, miles de mitos y rituales mayas se sellaron en las tierras de Yucatán y Quintana Roo.


En los años 70, un arquitecto llamado José Luis Moreno, oriundo de Ciudad de México, llegó a Cancún. En esa época había pocos hoteles en la zona; de hecho, el techo de la terminal del aeropuerto todavía era de paja. Este arquitecto se enamoró de la Riviera Maya y construyó un restaurante entre la selva y el mar. Con los años, añadió habitaciones y suites para alojar a sus amigos y familiares; sin utilizar ningún plano ni modelo, optó por diseños libres esbozados en la arena. Así nació Maroma, el primer hotel de la Riviera Maya, construido con los mejores materiales y artesanía mexicanos, y se estableció como el corazón de esta mágica zona costera.

Rituales de rejuvenecimiento
Con el paso de los años, Maroma despertó su atractivo a nivel internacional: un idílico santuario frente al mar en el que los huéspedes podían reconectar con la naturaleza y empaparse de la cálida hospitalidad maya. A la hora de afrontar su rediseño, la arquitecta de interiores Tara Bernerd trató de conservar y mejorar la belleza natural del espacio y encontrar maneras de permitir que su espíritu intrínseco brillase por sí solo. En colaboración con artesanos locales, buscaron inyectar elegancia contemporánea pero también una calidez que diese la sensación de hogar. Obtuvieron inspiración del modo de vida tradicional de las haciendas y, por medio del diseño indígena que abraza la identidad de su ubicación, crearon espacios relajados y tranquilos con unas vistas espectaculares.


Todos los materiales de construcción (madera, piedra, hierro y cerámica) son de origen mexicano. Tara encontró elementos de diseño en la Riviera Maya, pero también en otras zonas del país. Piezas textiles confeccionadas a mano en Chiapas y Oaxaca, arcilla pintada a mano de Puebla, y azulejos de terracota de artesanos de Guadalajara. El eco del restaurante original de Moreno se escucha todavía en Casa Mayor, donde se conservan y destacan los trazos originales con la ayuda de coloridos tejidos locales. Además, con el fin de rendir homenaje a las “campanitas” de las antiguas vestimentas de baile mayas, se diseñaron piezas únicas con conchas y elementos autóctonos, como las lámparas de araña que se encuentran en algunos espacios comunes.

Un palpitar místico
Construido en base a la tradición mítica y profundamente arraigado en la localidad, Maroma está preparado para representar las leyendas del mañana. Algunas apenas han comenzado a dar sus primeros pasos, como Woodend, el nuevo restaurante del chef australiano Curtis Stone, que se centra en pescado y marisco excepcional preparado a fuego abierto. Maroma Spa by Guerlain combina la historia de la filosofía maya del bienestar con el “savoir-faire” de Guerlain, lo cual impregna su oferta de nuevos tratamientos, como, por ejemplo, rituales de sonidos y sanadores. Junto con el ya emblemático Freddy’s Bar, el recientemente inaugurado Bambuco es otro bar que invita a los viajeros a sumergirse en un espacio divertido y dinámico puramente mexicano para tomar algo al atardecer y crear recuerdos imborrables.

Y aun con todas las novedades, se ha puesto el foco en conservar lo primordial: la responsabilidad y la conservación de la región que nos ha brindado tantas maravillas. Las piezas de arte que se encuentran por todo el complejo, todas ellas obras de artistas mexicanos, son la muestra del talento que florece en la actualidad en cada rincón del país. Asimismo, Maroma continúa su labor con las organizaciones locales Fundación Selva Maya y Mayahuum, que trabajan con el fin de proteger la abeja melipona, una especie sagrada para los mayas que no tiene aguijón y que se encuentra en peligro de extinción. Gracias a Guerlain, se ha ampliado la colonia existente en el complejo, además de apoyar otras iniciativas de conservación de la zona de Yucatán. Esta combinación de pasado, presente y futuro es el alma de Maroma, garantía de que la magia de la Riviera Maya permanezca intacta para las futuras generaciones.